Una diagonal de colores, formas, idiomas, calles y controversia, pero una practicidad y amabilidad recta y continua. Así es Barcelona, una ciudad que crece a la par que crecen sus habitantes. Si en otras ciudades es necesario un buen par de zapatos, en Barcelona tan solo necesitarás buen humor y el equilibrio suficiente para montar en bici.

Bañada por el Mediterráneo, sería un error calificarla como ciudad mediterránea. Tanto el carácter de sus comercios como la estructura de la urbe distan mucho del resto de capitales bañadas por el mar antiguo.

A diferencia de la mayoría de las grandes ciudades modernas no ha crecido descontroladamente, lo que nos facilita la visita. En el siglo XIX cuando otras ciudades, sencillamente, empezaron a construir en sus afueras, en Barcelona se demolieron las murallas y se encargó a un ingeniero y arquitecto el proyecto para la ampliación de la ciudad, el “Eixample”,  un ingenioso a la vez que polémico proyecto que dio origen a la ciudad moderna. Calles de igual geometría pensadas para la comodidad de sus ciudadanos, las calles y plazas más conocidas como lo son el Paseo de Gracia, la rambla de Cataluña, Plaza de Cataluña, la Avenida Diagonal, la calle de Aragón, la Gran Vía de las Cortes Catalanas, la calle de Balmes, la ronda de San Antonio, la de San Pedro, el paseo de San Juan, la plaza de la Sagrada Familia, la plaza de Gaudí… Numerosos puntos de interés turístico podrás encontrar también en El Ensanche: la Basílica de la Sagrada Familia, la Casa Milà, la Casa Batlló, el Teatro Nacional de Cataluña, el Auditorio de Barcelona, la plaza de toros La Monumental, la Casa de les Punxes, así como gran cantidad de cines, teatros, restaurantes, hoteles…

Complicado visitar tanto monumento y no saturar nuestros sentidos con tanta arquitectura y tanta calle geométricamente exacta, dale emoción y sentimiento a la visita, que cuando acabe seguro que en más de una callejón, mirando hacia algún balcón se nos pasará por la cabeza la posibilidad de mudarnos a esa zona, incluso, de aprender la lengua del lugar.  Sal de la geometría del Ensanche y adéntrate en los barrios donde se originó todo: la Ciutat Vella. Porque visitar la Sagrada Familia, la Casa Batlló, la calle Balmes… es muy importante, desde luego, pero comencemos por enamorarnos de Barcelona. Disfruta La Barceloneta, el Raval, el barrio Gótico o el Born para que, después, con el corazón encogido por la emoción puedas visitar el resto de la ciudad y deleitarte con su magnífica (aunque de tan práctica algo aburrida) arquitectura.

El uso de la bicicleta está muy extendido, se suelen ver más tiendas y talleres de bicis que estancos. Un servicio público te permite recorrer toda la ciudad en bicis que podrás dejar o recoger  en numerosas paradas repartidas por todas partes.

La Barceloneta es para el visitante playa, ocio, modernidad, barcos y mar, todo en la mismísima terraza de nuestra casa de ciudad. Aquí se encuentra el Campus del Mar de la Universitat Pompeu Fabra, la polémica pero hermosa Torre Mare Nostrum, el antiguo faro del puerto, hoy conocido como torre del reloj (año 1.772) y el Museo de Historia de Cataluña. En Playa de la Barceloneta coge el teleférico para llegar hasta el Mirador de Miramar y disfruta de las vistas del puerto.

En la zona del Port Vell es posible realizar algunas compras en el centro comercial Maremagnum, donde hay una amplia zona de restauración. También puedes optar por  sumergirte en el mundo marino visitando el Aquarium.

Con la construcción a finales del siglo pasado del puerto olímpico, la Barceloneta se convirtió en una puerta turística al mar para toda Barcelona, una larguísima, limpia y preciosa playa abre, literalmente, las ganas de descalzarse y caminar por la arena. Un paseo que acaba en el puerto, donde la tranquilidad del mar y el espectáculo de la importante cantidad de veleros y yates, sin duda, te relajará y permitirá sacar lindas imágenes de la puesta de sol y los reflejos de los barcos, antes de pasar a saludar a Don Cristóbal, emblemática estatua que te situará en Las Ramblas.

Cristóbal Colón señalando hacia el mar, éste es otro de los iconos de Barcelona. Una imponente estatua que deja a su espalda las famosas Ramblas. Nada más comenzar a caminar por ellas, a la derecha el museo de cera, cuya cafetería se proclama visita obligatoria: “El Bosc de les Fades” o Bosque de las Hadas, no dejes de visitarlo, no es solo una cafetería es, literalmente, un bosque en el que merece la pena perderse un momento, hacerse unas cuantas fotos y tomarse algo, sin duda, es el mejor comienzo para la visita al…

Barrio Gótico, de la rambla hacia la derecha, todo en la ciudad es, quizá por el carácter de sus habitantes, muy controvertido, el conocido Barrio Gótico no podía ser menos. Una anécdota cuenta que, en una visita a principios de 1930, al pasar bajo el puente neogótico de la calle del Obispo Le Corbusier dijo con indignación: “¿cómo es posible que en mitad de vuestro admirable gótico haya podido surgir ese puente florido, nuevo y podrido?”  Y es que, lo más importante del barrio es la arquitectura gótica que está muy presente y es impresionante. Calles adoquinadas y serpenteantes fluyen suavemente entre pintorescas plazas, las plantas y flores caen desde los balcones y fachadas adornadas, mientras que un ejército de personas de todas las nacionalidades pululan dándole un toque aún más pintoresco al lugar. Pero lo realmente admirable es la forma en que una sociedad moderna y con las exigencias del siglo XXI se ha amoldado a edificios y construcciones mucho más antiguas: cafés, restaurantes, tiendas y todo tipo de negocios dominan las callecitas y callejones de este barrio con un encanto increíble, como en el Born, quizá la zona más sofisticada de toda España, donde podemos encontrar salas de exposiciones de artistas contemporáneos, multitud de artesanos, negocios especializados en diferentes vertientes artísticas, como La Lomography Gallery Store, incluso, pequeñas tiendas, donde diseñadores independientes dan vida a las nuevas tendencias junto a museos de primer orden como el Picasso.

El más controvertido quizá de todos los barrios de Barcelona es el Raval, de la Rambla a la izquierda, un magnífico barrio, con infinidad de sorpresas agradables, como el mercado de San José o de la Boquería, interesante y exótico mercado que no puede faltar en nuestra visita.

La leyenda negra que acompaña a este céntrico barrio es tan impresionante como falsa a día de hoy; drogas, prostitución, pobreza, robos, inmigración… Y, es que, sin duda, el nombre nos da la clave, el Raval fue durante muchos años el barrio perdido entre el centro y el ensanche, muy similar en construcción al barrio gótico, aunque sin apenas gótico, sÍ cuenta con viejos palacios de piedra y sinuosas callejuelas, pero con una clara diferencia, las tiendas en este barrio a la izquierda de la rambla, son menos elitistas, aunque no por ello dejan de ser generadoras de tendencias. El lugar donde muchos artistas underground que no tienen medios para vivir / trabajar en el barrio gótico o en el Born han tomado como punto de referencia, lo que antaño fueron los arrabales de una ciudad que puso sus ojos primero en el ensanche y después al mar.

La importante cantidad de inmigrantes de todas las naciones y culturas, ha creado en este barrio un crisol de culturas que hace de la visita al Raval un punto más interesante que la de otras zonas más modernas y también, por qué no, más comunes. Claro que también encontrarás monumentos de la mayor importancia, como El Gato del Raval de Fernando Botero, el monasterio de Sant Pau del Camp o el recinto del Hospital de la Santa Creu (digno escenario de cualquier capítulo de juego de tronos y un lugar que no hay que perderse). También están ubicados en este multicultural barrio el Museo de Arte Contemporáneo y la Casa de la Caritat donde se ubica El CCCB o Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona.

Barcelona es una ciudad rodeada de montañas y con unas importantes y atractivas vistas desde ellas. Puedes visitar el Parque Güell, subir al Tibidabo y a Montjuic pero si vas justo de tiempo, te lo puedes ahorrar sin mayor problema, eso sí, a la caída de la tarde hay que ir a la Plaza de España, desde la que tendrás que dirigirte a la Plaça de Josep Puig i Cadafalch, justo a los pies del Palau National y colocarte frente a la Fonts de Montjuic donde al caer la noche ofrecen un espectáculo de luz y color que no debes dejar de ver.

 

Francisco Fernández