El Yin y el yang. Un símbolo de equilibrio entre dos energías. En China han introducido su filosofía hasta en los aspectos cotidianos, como su dieta, convirtiendo así su cultura y sus tradiciones en únicas en el mundo.

Para los chinos la mayoría de alimentos son curativos, y consideran la dieta parte esencial de la medicina tradicional. Una dieta con comidas ligeras que ponen especial énfasis en la verdura.

Un estudio realizado por T. Colin Campbell destaca que el bajo consumo de proteína animal en los habitantes de la china rural provoca bajos niveles de diabetes, dolencias cardíacas y obesidad. Aunque lo más interesante es ver este patrón alimentario desde el punto de vista chino.

El ying y el yang

La teoría del equilibrio se basa en la observación de la naturaleza y como cada elemento tiene su opuesto. El yin se asocia con la oscuridad y el yang con la luz. Éstos se complementan. Los chinos relacionan las enfermedades con un desequilibrio de estas dos energías en el interior del cuerpo provocado, habitualmente, por una mala dieta.

Es por esto que existen alimentos del yin, que son aquellos fríos y de color oscuro; y del yang, aquellos calientes y de tonalidades claras. En el yin tenemos alimentos que van desde las algas hasta frutas como el limón. El yang se representa en alimentos como el ajo, las cerezas o el comino.

Los alimentos neutros como el arroz o los cereales se consideran así porque no son ni calientes ni fríos, siendo la base de la dieta tradicional china. Se deben acompañar dependiendo de la constitución de la persona, de la cual se deduce si tienen una falta o exceso de yin o de yang.

Se suele asociar a las personas corpulentas con un exceso de yin y a las obesas con un exceso de yang, mientras que las personas delgadas suelen tener falta de una de las dos energías.

Para compensar un exceso de yang viene perfecto el pescado blanco; cuando se tiene demasiado yin, la cebolla; para los que les falta yang ensaladas; y para los que les falta yin champiñones y espinacas.

Caliente, templado, frío y fresco; las cuatro energías

El yin y el yang tienen subdivisiones llamadas las cuatro energías que indican el efecto que un alimento ejerce sobre el cuerpo. Éstas son: calientes, templadas, frías y frescas.

Los alimentos calientes y templados como el pimiento o el jengibre tonifican y movilizan la energía, mientras que los alimentos fríos y frescos como la sandía y la soja dispersan el calor, despejando la mente e hidratando el cuerpo.

Además, los alimentos de cada energía tienen funciones terapéuticas. El calor trata dolencias asociadas al exceso de yin (frío) como la diarrea o el reumatismo, mientras que el frío sirve para la gripe y el estreñimiento, enfermedades de exceso de yang (calor).

Los cinco elementos

Los alimentos también se dividen en cuanto a sabores. Se asocian con los elementos, la madera es ácida, el fuego amargo, la tierra dulce, el metal picante y el agua salada. Pero debemos estar al tanto de que el sabor no se refiere a lo que conocemos en occidente por este término, sino que se tiene muy en cuenta la naturaleza curativa del alimento. El ajo se considera un alimento templado y picante que cura la gripe. El pollo, templado y dulce, es perfecto para devolver la fuerza tras una larga enfermedad.

El estudio de China

Pero, ¿de verdad tiene esta filosofía alimentaria efecto sobre la salud? La respuesta la mostró en 2005 el profesor de bioquímica nutritiva Colin Campbell en un estudio conjunto con la Academia China de Medicina Preventiva y las universidades de Oxford y Cornell que duró aproximadamente 20 años.

El estudio registra las enfermedades crónicas y su relación con la ingesta de productos de origen animal, en él Campbell concluye que la dieta tradicional china a base de vegetales integrales evita, invierte o reduce el desarrollo de múltiples enfermedades.

Se dedujo que, en 50 condados chinos estudiados, la incidencia de las enfermedades occidentales era menor gracias a la dieta que provocaba un nivel de colesterol medio entre la población de 127 mg/dl, 88 puntos más bajo que en Estados Unidos, que era de 215 mg/dl. En China, la media de ingesta de proteínas de origen animal era de 7,1 gramos por día, mientras que la media estadounidense era de 70 gramos diarios.

Tras concluir el estudio, Colin Campbell explicó ante los medios que las grandes empresas del sector alimentario eran las encargadas de que no hubiera un cambio de dieta en los países occidentales, un cambio que contribuiría a la mejora de la vida de las personas que, actualmente, consumen productos procesados y proteínas animales cada día, y en el que se da una alta tasa de enfermedades como la diabetes o el colesterol.

La dieta china es una buena opción para todos aquellos que se quieren pasar al veganismo sin privarse de comer mucho y bien o, simplemente, para los que quieren cuidarse. En cualquier caso, lo mejor a la hora de hacer una dieta, es consultar previamente con un médico o nutricionista. Y recuerda que la mejor forma de equilibrar tu yin y tu yang es ser feliz.

Jorge Vaquero Simancas